Refuerzo Inmune
Natural
Factor de Transferencia
(Transfer Factor)
Facilita valiosa información sobre el uso del
Factor de transferencia con el fin de
Intensificar la función inmune del cuerpo, así
Como la capacidad de vencer la enfermedad
William J.
Hennen,
Ph.D.
FACTOR DE TRANSFERENCIA
(Transfer Factor)
REFUERZO IMMUNE NATURAL
Dr. William J. Hennen, PH. D
El Factor de Transferencia
(“Transfer Factor”):
INTRODUCCIÓN
Nuestra salud está directamente influenciada por nuestro sistema inmune. Y el funcionamiento del sistema inmune abarca tanto reconocer como recordar sustancias ajenas a él como las bacterias, los virus y los parásitos, así como responder reaccionando cuando hay un invasor en el cuerpo. Un sistema inmune equilibrado y sano es fundamental en lo que respecta a capacidad corporal de defenderse contra las infecciones, y cualquier cosa que podamos hacer para fortalecerlo contribuirá a garantizar nuestro bienestar y nuestra longevidad. El Doctor Richard Bennet, Profesor Inmunólogo en enfermedades infecciosas, dijo en alguna oportunidad: “Esta en nuestra capacidad crear un sistema inmune saludable que, creo yo, representa el mayor potencial de ganancias en materia de salud humana del mundo. Si podemos hacer algo para volvernos sólo un poquito más sanos, tendremos menos enfermedades y menor sufrimiento”.
Hoy, sin embargo, muchos factores contribuyen a la debilitación general de las defensas del cuerpo. Las investigaciones actuales sugieren que los antibióticos (vistos comúnmente como el adelanto más importante de la historia de la medicina) han comenzado a fallar a medida que se multiplica la resistencia a ellos de muchas cepas infecciosas. La enfermedad se propaga hoy en día mucho más fácilmente que nunca debido al fracaso del control oficial de los códigos de salud, el deterioro de la calidad del agua y la frecuencia de los viajes internacionales.
La propagación generalizada de las enfermedades infecciosas ha dificultado cada vez más la lucha contra esas enfermedades.
Afortunadamente, las últimas investigaciones han sacado a la luz un agente natural potencialmente capaz de salvar vidas y mejorar la calidad de la existencia de muchas personas. Transfer Factor (Factor de Transferencia) es el nombre dado a este factor relativamente nuevo. Se encuentra en el calostro y en otras fuentes y constituye una manera natural de ayudar en la prevención y cura de la enfermedad.
¿QUE ES EL TRANSFER FACTOR?
El descubrimiento del Transfer Factor (que significa “Factor de Transferencia”) ha sido lo más emocionante que haya podido suceder en el campo de la inmunología en los últimos años; representa un vuelco ejemplar en la forma en que vemos el mantenimiento de la salud y el tratamiento de la enfermedad.
Los Factores de Transferencia son pequeñas moléculas mensajeras inmunes producidas por organismos superiores. Su papel consiste en transferir señales de reconocimiento entre células inmunes y, de esta manera, ayudar a educar a las “ingenuas” (naturalmente inocentes y desentrenadas), a reconocer un peligro existente o potencial.
El nacimiento es el momento en que la comunicación de la información inmunológica entre personas es crucialmente importante. Al nacer, el infante es también inocente inmunológicamente. En el ambiente duro y hostil en que súbitamente se encuentra en tal instante, los microorganismos invasores podrían rápidamente apoderarse de esa nueva vida y destruirla. Hay que adoptar rápidamente los pasos necesarios y educar el ingenuo organismo en cuanto a qué células resultan ser amistosas y cuáles enemigas. La naturaleza ha previsto para ello un procedimiento, y Transfer Factor es una parte clave del proceso.
Y el proceso comienza a medida que el recién nacido es alimentado con calostro, la primera leche que una madre le suministra a su bebé. Constituye una bebida extraordinariamente rica y alimenticia. Se solía creer que el calostro contiene nutrición únicamente en el sentido convencional; es decir: grasas, proteína, carbohidratos, minerales, etc.
Como resultado, se suponía que la fórmula de leche para lactantes podía reemplazarlo y, en las décadas de los años 50 y 60, las mamás fueron estimuladas a alimentar a sus bebés con biberón. Esto produjo un rápido aumento de las alergias de la infancia y a una desmejora general de la salud infantil.
Sabemos ahora que el calostro es mucho más que una bebida simplemente nutritiva. Antes de dar a luz a un bebé, el cuerpo de una madre gestante prepara un cóctel inmunizador que bien incluido en el calostro suministrado al recién nacido. Este cóctel contiene inmunoglobinas, grandes proteínas del sistema inmune, específicas de las especies, lo que significa que las inmunoglobinas (anticuerpos) son eficaces únicamente dentro de la criatura o ser que las fabricó. Por consiguiente, los anticuerpos provenientes de las vacas, por ejemplo, sólo funcionan con los sistemas inmunes de otras clases de ganado, pero no dentro del sistema inmune humano. De hecho, pueden (y lo hacen) causar reacciones alérgicas en otras especies. Son la fuente de la mayoría de las alergias producidas por la leche de vaca en las personas.
Sólo muy poco tiempo atrás se reconoció que el calostro contiene también mensajeros del sistema inmune diferentes a los anticuerpos. Y el más importante de ellos es el factor de transferencia (el “Transfer Factor”).
Los Factores de Transferencia no provocan reacción alérgica y no son específicos de ninguna especie, y ello significa que los producidos por una vaca son justamente tan eficaces en pollos o en humanos como podrían serlo en otra vaca. Esta emocionante capacidad podría perder la chispa de una revolución médica y ha dado lugar a la siguiente declaración: “El Transfer Factor (tiene) un papel importante que ejercer en la medicina que, desde el SIDA hasta la ébola, enfrenta la emergencia de nuevos virus o del resurgimiento de viejas patologías como la tuberculosis”. El transfer factor ha sido empleado con éxito para tratar:
Con el fin de hablar adecuadamente de los Factores de Transferencia en su propio contexto, es necesario repasar los elementos básicos del sistema de defensa normal del cuerpo.
PERSPECTIVA GENERAL
DEL SISTEMA INMUNE
El sistema inmune es multifacético y está conformado por más de un billón de células con un peso colectivo de 1 kilogramo, aproximadamente (alrededor de 2,2 libras). Hay tres propiedades principales en el sistema inmune: la primera es su habilidad para reconocer sustancias ajenas extrañas como bacterias, virus y parásitos. La segunda es que reacciona específicamente a cada patógeno invasor en forma individual; y la tercera consiste en que, desde el comienzo, una vez que ha descubierto una sustancia ocupante extraña, vuelve a recordarla y rápidamente actúa frente a sus nuevas y futuras invasiones.
Dentro del sistema inmune existen dos respuestas o reacciones separadas a sustancias anormales o ajenas. La primera implica la producción de inmunoglobinas, generalmente mencionadas como “anticuerpos”. Esta respuesta, bautizada como la “reacción inmune humoral”, va dirigida contra organismos extraños como las bacterias y los virus. La segunda es la respuesta inmune celular o “inmunidad mediada o transmitida por células”-IMC- (cuya sigla en inglés ya mundialmente conocida es CMI). Como su nombre lo indica, esta reacción depende de las interacciones entre varios tipos de células del sistema inmune (linfocitos). Esta respuesta de la inmunidad mediada por células va principalmente dirigida contra células corporales que se transforman en cancerosas o que están infectadas con algún virus.
Un antígeno es cualquier sustancia que estimula al sistema inmune para que produzca anticuerpos (inmunoglobinas). Se calcula que nuestros organismos pueden reaccionar ante más de 100 millones de antígenos diferentes. Muchos agentes infecciosos fácil y rápidamente sufren mutaciones, por esta razón mostrándole apariencias diferentes al sistema inmune. Esta es la razón por la cual somos reiteradamente susceptibles a las infecciones virales como catarro, gripe e influenza.
Algunos parásitos como el que causa la malaria, se transforman velozmente para evadir las defensas inmunológicas del cuerpo. Esto explica las recurrencias o los recrudecimientos cíclicos que experimentan las víctimas de malaria. Cada mutación que altera el aspecto del virus o del parásito tiene que tratarse por separado mediante una respuesta inmune independiente.
EL TRANSFER FACTOR Y LA FUNCIÓN INMUNOLÓGICA
Para comunicarse entre células, el sistema inmune emplea sustancias de señal parecidas a las hormonas. Los Factores de Transferencia constituyen una de las clases de sustancias de comunicación inmunológica que recientemente se han ido identificando.
Mientras investigaba la tuberculosis, el Dr. H. Sherwood Lawrence descubrió que podía transferirse una respuesta inmune de un donante a un receptor inyectando un extracto de leucocitos. Se postuló que el extracto contenía un factor capaz de transferir la inmunidad del donante al receptor. Lawrence bautizó esta sustancia como Factor de Transferencia, en inglés “Transfer Factor”, que es el término hoy empleado universalmente por los científicos.
El Transfer Factor eludió su identificación específica incluso hasta cincuenta años después de los descubrimientos pioneros del Dr. Lawrence. Para empezar, se ha calculado que los extractos del Transfer Factor contienen más de 200 Factores de Transferencia individuales. A pesar de las dificultades encontradas, se ha progresado bastante en identificar la estructura básica de los mismos. El Dr. A.H. Kirkpatrick pudo aislar Factores de Transferencia específicos mediante afinidad vinculante con anticuerpos. Se determinó que el Transfer Factor aislado era in pequeño péptido de cerca de ocho residuos aminoácidos. A la fecha, ya se han representado dieciocho diferentes, que pueden combinarse para crear literalmente millones de distintos Factores de Transferencia. Estas pequeñísimas moléculas de Transfer Factor contienen únicamente la esencia del mensaje inmunológico.
Una inmadura reacción inmune puede tomar de 10 a 14 días para desarrollarse plenamente. Esto es lo que se conoce como hipersensibilidad retardada o demorada. Y esta demora no siempre es sana, como puede ser testimoniando por cualquiera que haya estado luchando contra cualquier resfrío o gripe durante unas dos semanas o más. Los Factores de Transferencia pueden ayudar porque contienen a la vez tanto unas funciones inductoras/ ayudadoras (cuyo término en inglés ya de uso universal es “Inducer Factors”) como una función supresora (el “Suppressor Factor”). El Factor Inductor es el componente del Factor de Transferencia que traslada o traduce una respuesta aparentemente inmadura del donante al receptor. Se ha demostrado que los Factores de Transferencia inducen una reacción inmunológica en menos de 24 horas. Sin embargo, no es sana una respuesta exageradamente activa a agentes innocuos como los pólenes, o incluso a nuestras propias células corporales. La supresión de tales reacciones excesivas ayuda a controlar alergias y a prevenir enfermedades auto inmunes. De este modo, tanto el “Inducer Factor” como el “Suppressor Factor” son parte de una red inmunorreguladora que se encarga de mantener a nuestro sistema inmune bien equilibrado.
La inmunidad inicial en un bebé se establece rápidamente si a éste se le permite mamar. Los infantes que no son amamantados muestran consistentemente una mayor susceptibilidad a infecciones y alergias.
El calostro, al ser la primera leche producida por los mamíferos, es una fuente rica de Factores de Transferencia y el papel que éstos cumplen allí consiste en imprimir en imprimir en el sistema inmune del bebé los códigos de reconocimiento que necesita para identificar patógenos e invasores hostiles.
Como se mencionó anteriormente, a diferencia de las inmunoglobinas, los Factores de Transferencia no son específicos de ninguna especie. Esto significa que el de alguna especie es igualmente eficaz en cualesquiera otras. También quiere decir que los Factores de Transferencia no son alergénicos. Adicionalmente, como habría que esperar lo del descubrimiento de los Factores de Transferencia en el calostro, se ha probado que son igualmente efectivos si se administran por medio de inyecciones o si se ingieren oralmente.
También se ha comprobado que una administración oral de preparaciones de Transfer Factor a largo plazo es segura. Tanto los bebés como los ancianos son los dos grupos más particularmente susceptibles al riesgo de sufrir infecciones. La administración oral de Transfer Factor es conveniente y fácilmente aceptada por estos dos grupos de edad.
La historia del Transfer Factor
Se han publicado miles de documentos sobre el uso de los Factores de Transferencia. Muy al comienzo, los resultados eran erráticos: podía esperarse de todo, desde una cura completa y milagrosa hasta un enorme fracaso total. La promesa del Transfer Factor como respuesta o solución a todos los problemas inmunológicos parecía demasiado buena para ser verdad. La razón consistía en que había un buen número de condiciones trabajando en contra de los científicos que exploraban el potencial del Transfer Factor. Y vale la pena mencionar específicamente tres de esas condiciones: 1) La complejidad; 2) el control de calidad; 3) la predisposición (prejuicio o parcialidad) convencional.
En primer lugar, el extracto que usó el Dr. Lawrence en los primeros estudios fue una compleja mezcla de componentes, no una única entidad química simple como cualquier medicamento farmacéutico estándar. Lo mismo que en la naturaleza, la clave viene a ser la sinergia entre las partes.
Separar los productos naturales entre sus componentes individuales por lo general disminuye la eficacia de los mismos, como en el caso de la Planta de San Juan (“St. John’s wort”) o su seguridad, como en el caso de la dedalera (“Foxglove”), y el digital (“digitalis”). También podría decirse lo mismo con respecto a los Factores de Transferencia. Un indicio de ello es el reciente descubrimiento de las dos potentes moléculas inmunoreguladoras, IMREG I e IMREG II. Cada una de ellas tiene su función y propósito propios específicos en un sistema inmune equilibrado.
El segundo obstáculo que hubo que vencer fue el del control de calidad.
No se disponía de ningún ensayo confiable para probar si el extracto estaba apropiadamente preparado. Este problema fue superado por Wilson y Fudenberg, quienes sacaron la patente para su descubrimiento.
El tercer problema es un asunto de sesgo o mala predisposición intelectual vista con frecuencia cuando se introduce algún nuevo concepto, invento o descubrimiento. La idea de unos Factores de Transferencia simplemente escapa a los ojos de la inmunología tradicional. Podríamos trazar un paralelo entre los prejuicios medioevales y los de hoy en día.
En el siglo XIV, la Peste Negra mató a una cuarta parte de la población europea. Los intentos dirigidos a lidiar con ella fueron bloqueados por una supersticiosa adhesión a las creencias proverbiales. De manera similar, el progreso de la investigación sobre el Factor de Transferencia (el Transfer Factor) fue inhibido por los dogmas convencionales de la inmunología. Incluso ahora mismo, esta parcialidad ahoga el adelanto que podría hacerse en áreas críticas. En un reciente simposio sobre Factores de Transferencia, el DR. D. Viza declaró lo siguiente:
“A finales del siglo XX, es indiscutible el triunfo de la biología… Sin embargo, la victoria de la ciencia biológica está muy lejos de ser completa.
La cuota de víctimas por diversas enfermedades como el cáncer continúa subiendo, en tanto que la patogenia del SIDA continua siendo elusiva.
En el reino de la ciencia inductiva, el paradigma dominante puede raras veces ser desafiado en un ataque frontal, especialmente cuando es aparentemente exitoso; y únicamente aquello que Kuhn llama ‘Revoluciones científicas’ es capaz de derrotarlo. Por ello, difícilmente debe sorprendernos que el concepto del Transfer Factor sea considerado con desdén… (puesto que) su putativo modo de acción contraviene tanto los dogmas de la inmunología como los de la biología molecular. Y cuando los hechos desafían los dogmas establecidos, ya sea (esto) en la religión, la filosofía o la ciencia, tienen que ser sofocados…porque retan el paradigma prevaleciente. No obstante, cuando las observaciones competen a trastornos letales, su ocultamiento en el nombre de los dogmas puede convertirse en algo criminal. Por causa del fracaso de la ciencia médica en un manejo de la pandemia del SIDA, es posible que el Transfer Factor, al haber sido exitosamente empleado para prevenir o tratar infecciones virales, pueda hoy en día superar más rápidamente el prejuicio y el rechazo sufridos a priori”.
Lo mismo que una prueba igualmente diáfana sugirió una solución al lidiar con la Peste Negra, una evidencia también demasiado clara indica una solución potencial para nuestras plagas modernas.
Un ejemplo del reino animal nos servirá como ilustración: la enfermedad conocida como moquillo o “distémper” canino se transmite de los perros a los chacales y de ellos a los leones. En un pasado cercano, esta enfermedad mató a alrededor de una cuarta parte de los leones de la reserva del Serengetti. Aquellos que sobrevivieron desarrollaron una inmunidad contra el moquillo canino y las hembras pasaron a sus crías esa inmunidad materna, bloqueando de esa manera la presencia de nuevas infecciones. Sin esta pre-inmunización, las manadas habrían sido aniquiladas.
En el caso del ganado, no es menos espectacular el papel de las madres: los terneros que no son amamantados prontamente morirán indefectiblemente en pocos días a causa de devastadoras infecciones provocadas por los organismos más comunes.
La pre-inmunización suministrada por sus madres es obviamente crucial, ¿Cómo se cumple esa inmunización? Parece que la transferencia de la inmunidad a la cría se realiza a través del calostro materno.
Amenazas modernas contra un Sistema Inmune
Saludable
Diariamente nos vemos enfrentados a circunstancias que pueden ser, y por lo general no lo son, verdaderas amenazas letales contra nuestras vidas.
Algunas las elegimos nosotros mismos, otras no. Parte de los más insidiosos de esos peligros vienen de nuestros microscópicos alrededores. ¡¿Ojos que no ven, corazón que no siente?¡.
Tratar los efectos de las infecciones microbianas ha consumido durante miles de años las energías tanto de hierbateros como de médicos clínicos.
Sólo con los trabajos de Louis Pasteur y de otros científicos del siglo XIX empezó a surgir cierta comprensión con respecto a esas enfermedades.
La lucha por entenderlas continúa comprometiendo a profesionales e investigadores de la salud a todo lo largo y ancho del mundo entero. Entre los ejemplos modernos puede citarse la batalla emprendida para identificar las causas de la enfermedad de los Legionarios y del SIDA, sobre las cuales todavía hay mucha controversia. Incluso cuando el agente causante es finalmente reconocido, no existe en este caso la garantía de una rápida cura. Y no hay tampoco garantía de que esa cura va a seguir siendo eficaz, como se ha visto en el desarrollo de cepas resistentes a los antibióticos hasta en las bacterias más comunes.
Se ha dicho que nuestra mejor arma en la carrera contra los genes microbianos es nuestro ingenio, no la selección natural. Tanto la dedicación como el enfoque de los científicos que llevaron a descubrir y desarrollar el Transfer Factor a partir del calostro es un ejemplo de primera de lo que es precisamente un caso de triunfo de la mente sobre los microbios.
Tres reseñas e informes recientes de un simposio sobre el factor de transferencia han vuelto a centrar la atención en esta emocionante área de la investigación y su aparente ilimitada aplicación a favor de la salud y el bienestar. Afortunadamente, la diligencia de unos pocos investigadores muy persistentes ha despejado el camino para que florezca esta técnica hasta convertirse en un método utilizable en salud y curación.
Entre estos investigadores se encuentran el Dr. Gary Wilson y el Dr. Greg Paddock. Con éxito han logrado culminar miles de múltiples pruebas y protocolos con el fin de ganar la aprobación USDA (del Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos) para su tecnología del Transfer Factor patentada. Esta tecnología tiene potencial de salvar vidas y mejorar nuestra existencia en este mundo moderno de nuestros días en el que tantas condiciones y circunstancias diversas amenazan la salud y la fortaleza de nuestro sistema inmune.
RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS
EL NACIMIENTO DEL “SUPER BICHO”
Los antibióticos son vistos comúnmente como el adelanto más importante logrado en toda la historia de la medicina. Sin embargo, la habilidad que muchas bacterias tienen para resistirse a la acción de los agentes antimicrobianos ha pasado a convertirse en problema universal.
Esta resistencia a los antibióticos amenaza con frustrar el tratamiento de enfermedades infecciosas en todo el mundo. En el transcurso de los últimos años se han publicado cientos de artículos sobre las nuevas cepas de emergentes microorganismos resistentes a los antibióticos que han sido bautizados como los “súper bichos”.
El alcance de este problema es enorme. El predominio del Streptococcus pneumonía, causante de la neumonía y de otras infecciones virales y resistente a la penicilina, varía de un 20 a un 60 por ciento en áreas geográficas tan diversas como Sudáfrica, España, Hungría, Islandia, Alaska y numerosas regiones tanto de los Estados Unidos como de Suramérica.
En algunas zonas del África se descubrió que ciertas infecciones eran en un 100 por ciento resistentes a antibióticos de uso común como la tetraciclina, el cloranfenicol y el cotrimoxazol. Una encuesta de 1989 en 55 hospitales griegos reveló igualmente que más del 50 por ciento de algunas cepas bacterianas ya habían creado una resistencia a los más novedosos agentes microbianos últimamente introducidos a partir de 1985.
Un reciente brote de tuberculosis en los Estados Unidos ha causado gran preocupación sobre la indocilidad del Mycobacterium tuberculosis a múltiples medicamentos, y desembocado en el desarrollo de estrategias destinadas a minimizar la expansión de esta resistencia generalizada a los antibióticos.
El Dr. Gary Wilson plantea la siguiente pregunta: “¿Entienden verdaderamente los legos, los no expertos, lo que hoy mismo están enfrentando con el problema de los antibióticos?” Y prosigue, haciendo notar: “Tomamos la revista Newsweek y ahí lo tenemos, ya sea en la carátula o en un artículo. ¿Comprende realmente (la gente) que a la medicina se le está acabando su arsenal en este campo? Existe un grave, muy grave problema con las enfermedades transmitidas en los hospitales que antes solían (poder) ser controladas”. La resistencia a los antibióticos ha surgido como una potencial catástrofe médica. Y existen ejemplos de ella virtualmente en todas las categorías de enfermedades; a continuación se muestra una breve lista de algunos de los patógenos (microorganismos que las causan), con las cepas resistentes a los antibióticos:
Es cierto que la introducción de los antibióticos fue el anuncio de una nueva era en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Pero, con el paso de los años siguientes, las respuestas evolutivas a la presión selectiva de los medicamentos han producido unos microorganismos resistentes a prácticamente todo antibiótico conocido. En algunos casos, ciertas infecciones han resultado ser esencialmente intratables con remedios antimicrobianos.
LAS ENFERMEDADES INFECCIOSAS
Aunque la influenza (gripa, gripe, “flu”…) no es algo exclusivo de nuestros días, sí se plantea un problema que ni la vieja ni la moderna medicina han podido controlar enteramente. Siendo una infección viral, puede incluso desembocar en una enfermedad mucho más mucho más grave como la neumonía o la bronquitis. La gripe y la neumonía juntas son la sexta causa principal de muerte en los Estados Unidos. En ese país, todos los años miles de personas mueren de “flu” y de complicaciones relacionadas con ella. Y tanto los niños como los ancianos son quienes tienen mayores probabilidades de sufrir serios agravantes como la neumonía.
La Gripe o Flu (HK97) de Hong Kong es un virus mortal que, hasta ahora, había afectado únicamente a las aves. El primer informe de HK97 en humanos fue el del niño de tres años de Hong Kong que murió en mayo de 1997. Otro casi ulterior a una ama de casa de 60 años que falleció de neumonía grave.
El HK97 fue confirmado como el agente causante por el Director Delegado de la Dirección de Hospitales Cristianos Unidos, el Dr. Ko Wing-Man, miembro del equipo especial de trabajo sobre el virus. La señora muerta había sido sometida inicialmente a tratamientos con Adamantina desde el mismo instante en que se sospechó en ella la presencia del HK97; el Dr. Ko declaró que sufría de una “grave enfermedad crónica” que reducía su resistencia, e incluso la Adamantina no era suficiente en su caso. Parece que en el sistema inmune, sin alguna clase de ayuda de quimioterapia, queda totalmente indefenso contra esta nueva gripe o “flu” de Hong Kong. Para finales de diciembre de 1997 ya se habían reportado catorce casos y cuatro fallecimientos.
El HK97 constituye una variedad de influenza con características genéticas similares a las de la “flu” o gripe de España de 1918 que para ese entonces mató a alrededor de 20 a 25 millones de personas en el mundo entero. En razón de dicha similitud, los Centros de Control de Enfermedades se embarcaron en un esfuerzo común destinado a desenterrar de las tumbas congeladas de Alaska suficientes fragmentos de esa gripa española con el fin de caracterizar la mortal amenaza y compararla con el código genético del HK97.
Normalmente, los cerdos son los primeros animales en pescar gripas o influenzas originadas en las aves, antes de transmitirse a los humanos. En el caso presente no hubo ninguna especie intermediaria involucrada. El Dr. Robert Webster, catedrático de la Facultad de Virología/Biología Molecular del Hospital de Niños de St. Jude en Memphis, Tennessee, declaró el hecho como un “evento significativo”. Una de las mayores dudas todavía pendientes de respuesta es si esta variedad se transmite directamente entre personas, o si pasa únicamente de las aves a los seres humanos.
A comienzos de diciembre de 1997 ya se estaban informando nuevos casos de HK97 y crecía la inquietud sobre una epidemia mucho más extendida. “Parece que estamos iniciando una competencia con el virus…, y cada segundo cuenta”, declaró Margaret Chan, Directora de Salud de Hong Kong. El 29 de diciembre de 1997, el gobierno anunció que en ese momento se estaban matando y enterrando en su totalidad los 13 millones de pollos y otras aves de corral existentes en Hong Kong.
Aparte de otras variedades más comunes como la de la influenza, el mejor conocido de los agentes infecciosos modernos es el VIH o virus de la inmunodeficiencia humana (HIV en inglés). El costo de tratarlo en los Estados Unidos Y en Europa es muy grande, aunque los analistas predicen que para las economías asiáticas estará fluctuando entre los 30 y los 50 mil millones de dólares a lo largo de los próximos años, siendo la India y Tailandia los países más duramente golpeados. Pese al gasto que representa, se ha propuesto el AZT como un medio económico para mitigar la evolución de un SIDA totalmente desarrollado en pacientes asintomáticos. Muy seguramente tiene que haber una manera mejor de tratar la enfermedad y el sistema inmune parece ser la clave para hacerlo, con el Transfer Factor como componente crucial.
Factores que contribuyen a la propagación
de enfermedades
CONDICIONES POLÍTICAS Y ECONÓMICAS
Con frecuencia, factores políticos y económicos influyen en la diseminación de afecciones. Por ejemplo, los progresos en materia de comunicación y transporte logrados en la India a comienzos del siglo diecinueve dieron lugar a una migración en aumento que, a su vez, contribuyó a la propagación de la malaria. También la creciente mecanización de la agricultura condujo a un mayor número de poblaciones centralizadas, lo que permite una mayor dispersión de la enfermedad. Más recientemente se duplicó la incidencia de algunos males parasíticos en Europa Oriental entre 1989 y 1994, resultantes de levantamientos políticos y cambios económicos. También el derrumbe de la estructura político-económica de la antigua Unión Soviética en la década de 1990 ha sido reconocido como factor contribuyente a que el índice de las enfermedades transmitidas sexualmente en Mongolia se haya incrementado en más del doble. Se hace más evidente hoy en día esa propagación en el hecho de haber identificado alrededor de por lo menos veintinueve nuevos patógenos microbianos entre 1978 y 1995, aparte de más de una docena de otros transportados por alimentos en los últimos 20 años. Y prácticamente todos ellos se transmiten de los animales s los humanos. Contrariamente a los patrones de muchos de los patógenos ya establecidos, los más recientemente descubiertos no necesariamente causan enfermedad en el animal anfitrión infectado, razón por la cual no dan ninguna señal o advertencia de su presencia a los procesadores o consumidores de alimentos. Debido a estos factores, se han propuesto diversos nuevos métodos de investigación, identificación, reconocimiento y control de virus entéricos humanos y parásitos relacionados con protozoarios a fin de lidiar con las causas de enfermedades emergentes transportadas por el agua y los alimentos.
Uno de estos nuevos métodos es precisamente el Transfer Factor, que poco a poco está pasando a convertirse en uno de los medios más reconocidos como de mayor eficiencia en el tratamiento y control de la enfermedad.
LA DISMINUCIÓN DE LA CALIDAD DEL AGUA
Como el agua que empleamos viene generalmente contaminada, existe una insospechada amenaza en todo lo que parezca ser nada más que un simple sorbo tomado directamente del chorro. Entre 1980 y 1995, se reportaron en Suecia nueve brotes de enfermedad transportada por el agua, con una secuela de 50.000 afectados y dos muertes.
Pero incluso este grave suceso palidece al compararlo con el incidente ocurrido en Milwaukee cuando un suministro de agua contaminada afectó a 400.000 personas y dejo a 40 muertos. Es posible entender mejor la inmensidad de esta crisis al caer en cuenta de que la especie cepa del cryptosporidium que infectó el sistema potable de Milwaukee podía vivir en agua tratada con cloro.
El Doctor Richard Bennet, inmunólogo especializado en enfermedades infecciosas, provee la siguiente explicación:
Actualmente no existen antibióticos disponibles para tratar esa enfermedad parasítica en particular – infección parasítica (cryptosporidium) en contra posición a infección bacterial. El Factor de Transferencia, o aplicaciones similares al Transfer Factor, podrían tener el potencial de manejar o eliminar esta enfermedad en gente que tiene condiciones inmuno-comprometedoras. Si uno vive en el sudeste americano, existe allí un 80 por ciento de probabilidades de haber estado expuesto a los criptosporidios nadando en aguas superficiales o bebiéndolas. Y, dependiendo de donde se viva y del agua que se tome, allí está el riesgo. Todos bebemos del chorro sin pensarlo dos veces, aunque buenas pruebas apoyadas por la Academia de Microbiología de los Estados Unidos nos dicen que el riesgo que corre nuestra agua potable va en aumento y que es posible que no tengamos ni el conocimiento ni la inversión financiera que se requieren para mantenerla tan pura y segura como siempre… Veremos surgir crecientes riesgos y enfermedades del agua potable; y tener la capacidad de estimular el sistema inmune probablemente pasará a ser algo no solamente grandioso sino necesario.
En los Estados Unidos, el afán de obtener múltiples usos a través del reciclaje del agua es todavía más urgente en las áridas regiones del Oeste y en los grandes municipios. La clasificación de ciertas partes del país como del “tercer mundo” (es decir, ciudades del interior y algunas reservaciones de Nativos norteamericanos) es totalmente válida. Los suministros de agua en esas áreas son cada vez más defectuosos.
Por pura necesidad, muchos países en desarrollo están reutilizando las aguas negras para irrigación y acuacultura. Entre los riesgos asociados con el lodo o sedimento de líquido residual están los contaminantes microbianos y químicos. En tiempos pasados, el principal reto de la enfermedad transportada por alimentos radicaba en prevenir la contaminación de la comida humana con aguas negras o estiércol, mientras que la prevención de la misma en el futuro dependerá cada vez más del control que se ejerza sobre la alimentación y el agua que consumen los animales. Aunque ya existe un tratamiento apropiado acoplado a técnicas de irrigación controlada, de todos modos las prácticas restrictivas de cultivo tienen que seguir empleándose.
Mucho de lo producido y que se consume en Estados Unidos y Europa fuera de estación, proviene de los países en desarrollo. La contaminación por salmonella de los embarques no es únicamente una posibilidad, sino un hecho real. Los productos vegetales infectados por estas bacterias causaron por lo menos trece grandes estallidos multiestatales de envenenamiento entre 1990 y 1996. Todas estas estadísticas y el conocimiento de que nuestro suministro de agua podría ser contaminado en cualquier momento subraya la importancia de sustancias como el Transfer Factor, capaces de luchar contra la enfermedad y de fortalecer el sistema inmune.
LOS VIAJES INTERNACIONALES
Viajar siempre ha sido una de las fuerzas más poderosas en la diseminación de enfermedades infecciosas. Y nunca había demostrado ser más evidente que hoy en día. La gente que fluye y se mueve de un lado para otro está lista, predispuesta y capacitada para llevar aflicción a todas partes del mundo en el corto plazo de 24 horas. La transmisión de agentes altamente infecciosos hace estragos en poblaciones que no han desarrollado una inmunidad. Squanto, el famoso indio nativo norteamericano que si hizo amigo de los Peregrinos, perdió toda su tribu por causa de un ataque de microorganismos.
Como los microbios no respetan las barreras políticas, ha tenido que prestarse mucha atención al impacto de la propagación de enfermedades infecciosas inducidas por los viajes. La ASM (Sociedad para la Microbiología de los Estados Unidos) convocó a una fuerza de trabajo para estudiar las cuestiones asociadas con resistencia a los antibióticos y propagación de nuevas enfermedades, aunque lamentando que “parece estar faltando el espíritu de cooperación y confianza que se necesita para lidiar con este problema”. Tendrán que cambiar estas percepciones para lograr que Transfer Factor se convierta en un instrumento eficaz en la resistencia internacional a la enfermedad.
EL CUIDADO DIARIO
Es bien sabido que la propagación de una epidemia aumenta exageradamente cuando se incrementa el número total de personas del grupo expuesto al contagio y si crece el índice de contacto entre ellas y otros.
El uso intensificado de guarderías o de instalaciones de cuidado infantil está dejando a los niños en unos ambientes en los que se acrecienta tanto el número como el índice o frecuencia de los contactos. Todo esto expone a los bebés y a los más pequeños a riesgos muy altos de sufrir afecciones respiratorias y del tracto gastrointestinal, provenientes de enfermedades infecciosas que es posible encontrar en el entorno de cuidado infantil. En él, uno de los patógenos más notables es el estreptococo de la neumonía.
Por esta razón, al haberse revisado recientemente la creciente incidencia y el cada vez mayor impacto del Streptococcus pneumonía éste se ha convertido en una preocupación que hoy en día tienen que enfrentar todos los padres que trabajan. Obviamente, los hijos criados con el sistema inmune protegido al haber sido amamantados con calostro estarán mucho mejor que los demás; sin embargo, unos y otros, todos los niños podrían beneficiarse con la ayuda del Transfer Factor para mantener a raya las enfermedades.
EL ENVEJECIMIENTO
No tenemos que estar ya demasiado viejos para sentir el debilitamiento de nuestro sistema inmune: muchas veces se hace notorio alrededor de los cuarenta y cinco años. Ese debilitamiento gradual prosigue a medida que vamos envejeciendo. Las infecciones que más frecuentemente se presentan entre los residentes de los ancianatos constituyen una gran preocupación para los proveedores de atención y cuidados de la salud. No debe sorprender entonces que las condiciones de un contacto cercano repetido y de una higiene personal disminuida conduzcan a la creciente presencia de organismos resistentes a agentes antimicrobianos en los hogares geriátricos. A esta preocupación se añade el hecho de que más antibióticos de los ya largamente establecidos se están recetando, presumiblemente influidos por las nuevas reglamentaciones destinadas a ahorrar costos en los cuidados de la salud.
Se ha descubierto que muchos de tales antibióticos ya son ineficaces contra las nuevas especies o cepas microbianas resistentes a ellos. Richard Bennet, Doctor en Medicina, expresa lo siguiente:
Es ya bien conocido que estás son dos poblaciones bajo riesgo - los muy jóvenes y los viejos -. Cuando estamos creciendo, nuestros sistemas inmunes son ingenuos, inexpertos, no plenamente desarrollados – no completamente armados, si preferimos expresarlo así -, y, a medida que vamos envejeciendo, comienzan entonces a volverse un poquito perezosos, no tan vigorosos como solían ser…
El Factor de Transferencia tiene la capacidad de lidiar con esas dos poblaciones. Podemos suministrar Transfer Factor a los muy jóvenes y armar su sistema inmune meses antes de encontrarse en una situación normal; despertarlo, levantarlo y ponerlo a funcionar de modo que cuando algo se presente, como uno de esos virus de la diarrea, sea más bien el curso leve y no mortalmente amenazante de la enfermedad. En las poblaciones más viejas, de mayor riesgo, los sistemas inmunes se están volviendo un poco relajados, descuidados. Transfer Factor puede en este caso tener la capacidad de rearmarlos para mantenerlos más vigilantes, especialmente protegidas contra algunas de las enfermedades infecciosas crónicas que se presentan en dichas poblaciones y, tal vez de otras, como el cáncer, también.
Condiciones afectadas por Infecciones
Virales
LA ENFERMEDAD CARDIACA
Comúnmente, se entiende o cree que la enfermedad del corazón es causada por dietas deficientes, malos hábitos, falta de ejercicio y estrés.
Las recomendaciones de la Asociación Cardiológica de los Estados Unidos en el sentido de vigilar nuestros niveles de colesterol y de tensión, dejar de fumar, y hacer ejercicio con regularidad son bien conocidas y se basan en tal creencia o entendimiento. Aunque cada una de esas recomendaciones es buena e importante, ninguna de ellas revela el cuadro completo en realidad.
Recientemente salió a la luz otro problema separado pero agravante: las enfermedades cardíacas están asociadas con diversos virus y bacterias.
Entre los agentes infecciosos implicados se encuentran la Chlamydia pneumoniae, los virus del Herpes Simplex I y II, los virus coxsackie B, la hepatitis humana C, y el cytomegalovirus. Apenas ahora comienzan a dilucidarse algunos de los mecanismos mediante los cuales los virus contribuyen a la enfermedad cardíaca y a la lesión vascular.
La amplia gama de bacterias y virus potencialmente perjudiciales indica que tener un sistema inmune fuerte es crucial para proteger el corazón y los vasos sanguíneos de daños asociados con infecciones e intensificados por ellas.
El “potencial de preparación” o de base del Transfer Factor en el sistema inmune nos abre un mundo nuevo de posibilidades protectoras para asumir nosotros la responsabilidad personal de nuestra propia salud a largo plazo.
LA ARTRITIS
La enfermedad cardiaca no es la única condición a largo plazo provocada por una infección. La artritis infecciosa, por definición, es una inflamación de las articulaciones, causada por virus, bacterias, parásitos u hongos.
Algunas otras formas de artritis como la enteropática y el síndrome de Rieter van precedidos respectivamente por enfermedades inflamatorias del intestino e infecciones intestinales.
Los informes de un reciente simposio holandés sobre artritis crónica arrojó un poco más de luz sobre las conexiones bacteriales con la artritis.
El componente auto inmune tanto de la artritis reumatoidea juvenil como de la de los adultos puede tener sus orígenes en una infección que dispara una respuesta inmune desordenada y dañina. Se ha usado Transfer Factor en el tratamiento de artritis juvenil con un buen efecto. Mucho de todo esto puede deberse a los factores supresores ya sean parte natural de las preparaciones del factor de transferencia o aislados específicamente con este propósito.
LA OBESIDAD
Se ha descubierto que la obesidad, que comúnmente se asocia tanto con la enfermedad cardiaca como con la artritis, en algunos casos es resultante de alguna infección viral. Se indujo experimentalmente una condición obesa en ratones, empleando una cepa o especie de virus relacionado con el sarampión, y el efecto de esta infección de ese tipo fue un daño al hipotálamo, con posible trastorno de vías del cerebro cruciales para el control de peso. Es aterradora la evidencia de que también los virus pueden causar obesidad en los humanos. Parece no haber límite para la importancia de un sistema inmune activo y alerta.
LOS EFECTOS IATROGÉNICOS
La enfermedad cardiaca, la artritis y la obesidad se encuentran dentro de toda una multitud de condiciones para las cuales ya las terapias con medicamentos convencionales no sólo se quedan cortas sino que generalmente terminan más bien por exacerbar el mal que supuestamente están destinadas a aliviar. Dichos efectos se conocen como iatrogénicos, lo que significa que son enfermedades provocadas por un tratamiento formulado. Un dramático ejemplo de lo anterior fue el daño cardíaco sufrido no hace mucho por las pobres esperanzadas personas a quienes se les administró Phen-Fen para la obesidad. A medida que cada una de nuestras soluciones externas de “medicamentos” van quedándose a mitad de camino, continuamente volvemos a señalar el mecanismo más viejo y primitivo, y sin embargo el más completo y rico conocido por la raza humana: el propio sistema inmune de nuestro cuerpo. Descubierto apenas en pleno siglo XX, ha estado haciendo su trabajo durante millones y millones de años. Gran parte de la salud que disfrutamos diariamente es el resultado directo de la fuerza de nuestro sistema inmune. Cualquier cosa que podamos hacer para fortalecerlo y mantenerlo en equilibrio contribuirá a generar bienestar y longevidad. Y Transfer Factor puede ser parte importante de una inmunidad fortalecida.
Investigaciones actuales sobre el
Factor de Transferencia
La siguiente sección presenta los hallazgos surgidos de investigaciones sobre la terapia con Transfer Factor. Aunque gran parte de ellas están aún en estado incipiente y queda mucho por hacer, las conclusiones indican hasta ahora que el Factor de Transferencia puede desempeñar un papel muy poderoso en el tratamiento de la enfermedad infecciosa a través del fortalecimiento y equilibrio del sistema inmune.
ENFERMEDADES VIRALES
Herpes
El herpes es una enfermedad que se manifiesta en brotes recurrentes. En un grupo de 37 pacientes, el 62% mostró una marcada mejoría en la ocurrencia, ya fuera por causa de una disminución de su frecuencia o por acortamiento del tiempo de duración de la misma. Para poner lo anterior en perspectiva, baste decir que este grupo estaba sufriendo de herpes a un promedio de 12 recaídas anuales. No obstante, este número descendió a 3,5 por año luego de una terapia específica para el herpes con Transfer Factor. Incluso el índice de éxito para el grupo de los casos más resistentes al tratamiento fue de 50%.
En otro estudio, 22 pacientes afectados por herpes genital y 22 por herpes labial fueron tratados oralmente con Transfer Factor bovino. Después del tratamiento, su tiempo libre de síntomas anterior a la terapia se incremento de 49 días a 140. Todos estos datos son plenamente consistentes con informes previos más tempranos sobre el factor de transferencia derivado de los bovinos en el tratamiento de la enfermedad humana. Adicionalmente a los herpes genitales y labiales, también el ocular ha respondido al Transfer Factor. Luego de la terapia, 134 afectados con diversas clases de infecciones de este último tipo presentaron únicamente una tercera parte del número de ocurrencias que normalmente sufrían antes del tratamiento. En un estudio clínico chino del Transfer Factor sobre la infección crónica recidivante de la córnea se informó un índice de efectividad del 100% y el porcentaje de curación del 86.6%. Un estudio europeo mostró resultados similares con un disminución de 40 en las veces de recurrencia y a únicamente un 18% de los pacientes con alguna que otra recaída de la inflamación de la córnea durante el transcurso del período de observación. También los investigadores que tratan pacientes afectados por infecciones herpéticas recurrentes descubrieron muy favorables resultados. Dichos resultados son todavía más sorprendentes si se tiene en cuenta la tradicional dificultad que siempre ha existido para tratar eficientemente el herpes, indiferentemente de su localización.
Síndrome de la Fatiga Crónica
La fatiga crónica es un síndrome al que contribuyen múltiples factores, de los cuales la infección viral persistente no viene a ser el menor o menos importante. Debido a los múltiples agentes infecciosos que pueden contribuir a provocar el síndrome, algunos investigadores han empleado Factores de Transferencia derivados de leucocitos (glóbulos blancos) provenientes de contactos domésticos. Las preparaciones de Factores de Transferencia emanadas de este método son polivalentes.
Consisten en fórmulas balanceadas sin que ningún factor de transferencia predomine, y potencialmente efectivas contra una amplia gama de agentes infecciosos. En un estudio inicial se informó haber tenido éxito en 35 de 39 casos tal como fueron evaluados por la normalización tanto del estado inmunológico como del plan de trabajo.
Un examen de los anteriores datos indica que se prefiere una preparación de Factores de Transferencia polivalente al tratar con síndromes como el de la fatiga crónica. Parecería además que los agentes causantes se encuentran ampliamente distribuidos en la población, de modo que las fórmulas balanceadas sin que ningún factor de transferencia no específico son bastante eficaces en por lo menos la mitad de los casos. Esto es importante puesto que un protocolo preventivo sería probablemente más asequible si no dependiera de una aplicación específica del suministro del Factor de Transferencia. También sería de esperar que una preparación general como está impartiera otros múltiples beneficios más allá de (los relativos a) la fatiga crónica.
Virus de Epstein-Barr y el Citomegalovirus
Un estudio piloto utilizó Factores de Transferencia polivalentes con conocida potencia para el Epstein-Barr y el citomegalo virus. En dicho estudio, mientras dos pacientes mostraron una total remisión, 7 demostraron una marcada mejoría y 5 no desplegaron una respuesta o reacción significativa. Inicialmente se empleó un Factor de Transferencia no específico como control, aunque incluso en este caso 3 de 6 pacientes exhibieron un progreso notable. Un placebo usado bajo el mismo protocolo no produjo mejoría clínica alguna.
Hepatitis
La sola presencia de los Factores de Transferencia específicos de la hepatitis protege al receptor de la enfermedad. El uso de Factores de Transferencia, ya sea de origen bovino o placentario, ha probado ser altamente efectivo y no desembocar en casos de enfermedad viral o recrudecimiento de alguna afección existente. En un estudio de Factores de Transferencia derivado de fuentes bovinas se examinaron 52 casos de hepatitis activa, crónica y persistente con cierta cirrosis, después de una hepatitis. Los síntomas mejoraron o desaparecieron en todos los pacientes. Debe advertirse que los autores tomaron especial nota de que especialmente los resfríos y la fatiga se vieron disminuidos. También los perfiles inmunológicos retornaron a un estado normal. En cuanto a los Factores de Transferencia derivados de la placenta, se examinaron 260 casos de hepatitis B y se informó una recuperación clínica del 100% sin efectos secundarios. Se normalizaron los perfiles inmunológicos en aproximadamente la mitad de los sujetos al final del período de observación.
La hepatitis constituye un problema grave en la China, en donde aproximadamente el 33% de la población sufre de alguna forma o variedad de la enfermedad. No debe sorprender, por lo tanto, que gran parte del trabajo realizado con Factores de Transferencia específicamente relacionado con ella se ha realizado en el Oriente.
Cuatro patentes les fueron expedidas recientemente a investigadores chinos con respecto a preparaciones de Factores de Transferencia destinado a tratar infecciones de virus de hepatitis A y B.
También se ha publicado una ponencia que describe el aislamiento y la identificación de un factor de transferencia específico por parte de investigadores de la Universidad Médica de Tianjin. Se informa que 6 millones de chinos lo toman actualmente como medida preventiva contra la hepatitis.
EL SIDA
El uso de la terapia del Transfer Factor para el SIDA ha sido obstaculizado por prejuicios intelectuales. Pese a esta tendencia parcializada, se celebró un simposio internacional al respecto en el que se resaltó el último y obstinado trabajo de un grupo de decididos científicos. Utilizando el Transfer Factor se demostró una inhibición del 80% del VIH in Vitro. Resulta interesante saber que estos investigadores separaron la mezcla en tres fracciones y descubrieron que toda la actividad anti – VIH estaba localizada en una.
En una combinación protocolo, la administración oral de Transfer Factor con Zidovudine (ZDV), específico para VIH, durante 15 días, dio como resultado un aumento en los niveles de glóbulos blancos, linfocitos CD8 e IL-2, que contribuyó a combatir el virus. La combinación ZDV y Transfer Factor pareció ser tanto segura como bien tolerada. Fueron demostrados aún más los beneficios de una terapia de mezcla de tratamientos antivirales y una administración diaria de Factor de Transferencia por la restauración de una hipersensibilidad de tipo tardío dentro de un término de 60 días.
Esta haciéndose cada vez más claro que la resistencia a la infección por VIH y a la progresión de la enfermedad está inequívocamente asociada con la respuesta inmune medicada celular. Esto llevó a Clerici y sus colegas a declarar en 1994 que los investigadores de la vacuna del SIDA deberían concentrarse en optimizar el arma celular del sistema inmune.
Ésta es la verdadera área en la que el Transfer Factor es realmente efectivo.
Otros Virus
En otras condiciones virales que han sido tratadas beneficiosamente mediante preparaciones de Transfer Factor están las causadas por los virus de la varicela, del sarampión, e incluso del resfrío común. En el caso del alivio de este último, tal resultado se observó como efecto secundario en el tratamiento de otras condiciones.
INFECCIONES POR HONGOS
Las infecciones micóticas causadas por el género cándida se han tratado con Transfer Factor. Como en el caso de la mayoría de las infecciones, es probable que el factor de transferencia tenga más éxito al administrarse a los pacientes tempranamente en los comienzos de la enfermedad. No obstante, la CNBR o cistitis femenina no bacteriana recurrente (“NBRC” en inglés), fuertemente correlacionada con la infección por la presencia de cándida, respondió muy bien a la preparación polivalente con contenido de Transfer Factor específicamente para este género de hongos. Esto podría deberse en parte a la demostrada debilidad en los sistemas inmunes de las mujeres que sufren de CNBR hacia los antígenos del cándida. El uso preventivo de Transfer Factor parecería ser incluso una mejor manera de lidiar contra la candidiasis.
Microbacterias
Son una clase de bacterias similares a los hongos, que se presentan en el suelo y afligen tanto a humanos como animales. Entre las infecciones micro bacterianas tratadas con Transfer Factor se encuentra la lepra, la Tuberculosis vulgaris y la tuberculosis pulmonar y la Mycobacterium fortuitum pneumonia. No debe desestimarse ni pasarse por alto la importancia de la tuberculosis, dados los recientes brotes que se han presentado (por ejemplo) en los Estados Unidos.
INFECCIONES BACTERIANAS
Se ha empleado Transfer Factor en el tratamiento de infecciones bacterianas, pero sus efectos han sido únicamente de corta duración.
Esto puede deberse en gran parte a la necesidad de la respuesta inmune (humoral) de un anticuerpo a fin de acabar con las infecciones bacterianas. Parecería, por los resultados obtenidos hasta la fecha, que la terapia con Transfer Factor podría aminorar el ritmo inicial del crecimiento bacteriano, permitiéndole así una mayor cantidad de tiempo al más lento sistema inmune humoral para armarse y generar los anticuerpos requeridos, lo que daría como resultado unos cursos de infección más breves y benignos.
No necesariamente habría que esperar que la ingestión de Factores de Transferencia destinados a tratar condiciones virales favoreciera a alguien que esté sufriendo de infecciones bacterianas, aunque se hayan observado beneficios. Pero, por ejemplo, una mujer afectada por cistitis bacteriana crónica que tomó una preparación de Transfer Factor dirigida a tratar tanto cándida como citomegalovirus, descubrió que su índice de recurrencia había disminuido hasta menos de 15% de su anterior padecimiento. Se necesitará realizar trabajo adicional con las infecciones bacterianas, pese a que los hallazgos preliminares sean bastante estimulantes.
Se ha estudiado en terneros la Salmonella, que provoca tantos incidentes de envenenamiento por alimentos. Los hallazgos indican enérgicamente que, mientras más pronto se suministre el Transfer Factor, mejor preparados estarán los animales para lidiar con la infección producida por estas bacterias. En otro estudio, la administración de un Factor de Transferencia específico indujo una marcada inhibición y / o eliminación de las capacidades penetradoras de una cepa virulenta de la salmonella.
Otras bacterias como las capylobacter (causa de la mayoría de las diarreas de viajero) esperan ser sometidas a nuevas pruebas para determinar la efectividad de las preparaciones de Transfer Factor.
PARÁSITOS
Los Factores de Transferencia se han utilizado con éxito para tratar una buena variedad de enfermedades parasitarias, entre ellas las conocidas como ascaridiasis, leishmaniasis cutánea, esquistosomiasis y criptosporidiosis.
CÁNCER
Se han notado beneficios no directamente atribuibles a preparaciones de Factores de Transferencia específicos en pacientes tratados por cáncer.
Tanto las náuseas como la anorexia experimentales después de la terapia de radiación pueden deberse a que el paciente se encuentra más “tóxico” que enfermo. Los efectos secundarios del tratamiento se reducen cuando se administra Transfer Factor. Es posible que el papel que aquí realiza el sistema inmune en lo que respecta a desalojar los desechos de las células cancerosas muertas y agonizantes 8así como el daño colateral) causado a las normales) sea el eslabón o vínculo comunicante en este caso.
La supresión inmune inducida resultante del tratamiento con radiación es enormemente reducida por el empleo del Transfer Factor. También la inmunosupresión debida a la quimioterapia es bastante común, y se ha visto que el Transfer Factor evita la inmunosupresión inducida.
Los Tratamientos convencionales de los pacientes con cáncer de próstata en la etapa D3 son realmente infructuosos y muy pobre el índice de supervivencia. En un determinado estudio, el Transfer Factor producido in Vitro pudo transferir una inmunidad mediada por células contra él cáncer de vejiga y de próstata. La administración de este Factor de Transferencia especialmente preparado produjo un porcentaje de supervivencia más alto que el informado en la literatura de la misma fase de cáncer.
En el caso de la remoción quirúrgica de tejidos cancerosos, nunca podremos estar seguros de que se han eliminado todos o, ni siquiera, si incluso fueron descubiertos. Únicamente el sistema inmune tiene la capacidad de hacer una auditoria de íntegro todo el cuerpo, célula por célula, para buscar y eliminar toda aquella que resulte ser cancerosa.
Se ha demostrado que el uso Transfer Factor como estimulador inmune después de la cirugía mejora considerablemente la prognosis con respecto a un posible futuro libre de cáncer. Adicionalmente, se ha establecido que: “Puede argumentarse a favor de emplear Transfer Factor, no tanto por su probable efecto anti-tumores sino más bien para minimizar infecciones oportunistas surgidas secundariamente a la supresión de las defensas del huésped por la quimioterapia. Esto es aplicable en la leucemia de la infancia, por ejemplo, en la que todavía pueden morir pacientes que por entonces se encuentran en un buen estado de remisión por causa de infecciones intercurrentes. Niños con papilomatosis laríngea también tienen una inmunidad de célula T suprimida. Al haber tratado a estos niños con Transfer Factor, su remisión se prolongó (multiplicada) de 2.5 a 3 veces.
ENFERMEDADES
AUTOINMUNES Y NEUROLÓGICAS
En 1976, el Dr. H. Sherwood Lawrence, pionero del Transfer Factor habló del potencial que tienen los factores de transferencia para restaurar el equilibrio del sistema inmune en personas con trastornos de auto inmunidad. Es posible emplear el Transfer Factor para tratar varias condiciones auto inmunes, algunas de las cuales se comentarán aquí con el fin de dar una idea de toda la gama que se ha beneficiado con su utilización.
Artritis Reumatoidea Juvenil
La ARJ (“JRA” en inglés”) ataca a los niños y, una vez instalada, permanece con ellos durante toda su vida. Se ha empleado Transfer Factor con éxito en casos de Artritis Reumatoidea Juvenil insensible incluso a altas dosis de esteroides e inmunosupresores. Lo único que cabe preguntarse es cuál habría sido la respuesta si se hubieran combinado los tratamientos con un buen programa de terapia física y nutricional. Existen pruebas de que las propiedades antiflamatorias generales de Transfer Factor podrían haber ejercido un buen papel en el alivio sintomático experimentado por los niños contemplados en el estudio mencionado.
Diabetes Mellitas Juvenil
Se encuentra cada vez más frecuentemente diabetes juvenil asociada con factores auto inmunes. Esto incluye tanto inmunidad mediada por células como producción aberrante de anticuerpos. Se estudió el Transfer Factor en una condición diabética incluida experimentalmente. Los autores supusieron que los componentes tanto inducidores como supresores de la preparación pueden haber estado implicados en los efectos antidiabéticos observados. Los resultados son estimulantes, y más específicamente debido al carácter largamente duradero de los beneficios inducidos.
Dermatitis Atópica
Está es una dolorosa condición que afecta a miles de personas. Se trataron con Transfer Factor 30 pacientes con dermatitis desde moderada hasta grave y se descubrió una mejoría estadísticamente significativa en los cuatro parámetros clínicos de: eritema, eccema, prurito y pópulos.
Púrpura Trombocitopénica Auto inmune
Quienes sufren de este trastorno tienen una inmunidad mediada por células, que va dirigida contra las plaquetas sanguíneas normales. El Factor de Transferencia obtenido de pacientes de PTA (“ATP” en inglés) pudo afectar una modulación o nueva regulación de la respuesta inmune en gente que actualmente padece la enfermedad.
La uveítis
La uveítis es una inflamación del iris y los tejidos asociados, y por lo general posee un componente auto inmune. Cunado se administró Transfer Factor a pacientes que tenían alguna forma auto inmune de uveítis, hubo una reducción en el número y en la duración de las recurrencias así como una prolongación de los intervalos experimentados. Sin inflamación.
Enfermedad de Lou Gehrig
Ésta es una enfermedad auto inmune, bautizada con el nombre del gran jugador de béisbol Lou Gehrig, resultante en la pérdida progresiva de tejido neuro-muscular. El ritmo de la progresión del mal disminuyó en 9 de 17 pacientes a los que se les administró un Factor de Transferencia supresor. El efecto del Transfer Factor duró alrededor de 4 semanas, sin efectos secundarios observados en ninguno de los pacientes tratados.
Autismo
El autismo es una condición caracterizada por insomnio, movimientos repetitivos de las extremidades, socialización disminuida, auto-abuso y cortos lapsos de atención. El autismo puede tener diversas causas. Una de ellas es la exposición a los virus, siendo la rubéola o rubéola congénita una de las indicaciones más fuertes de esta posibilidad. En estos casos, el autismo parece ser la manifestación externa de la batalla oscilante entre un sistema inmune mal equipado y un ataque maligno de rubéola como se evidencia a través de violentos y despiadados casos de remisión y recaída. No resulta por lo tanto sorprendente que los niños autísticos tengan un sistema inmune celular deprimido. De hecho, algunos de ellos exhiben una respuesta inmune no detectable cuando son retados con la vacuna de la rubéola.
En un estudio reciente y bien controlado, los investigadores informaron algunos resultados muy estimulantes y plantearon algunas preguntas y dudas muy serias concernientes a la vacunación de los muy pequeños. De 22 niños verdaderamente autísticos tratados con Transfer Factor, 21 respondieron al tratamiento. 10 readquirieron un control mental y emocional suficiente como para entrar a escuelas o colegios comunes y corrientes. El inquietante hallazgo de este estudio consistió en descubrir que de los 22 niños verdaderamente autísticos analizados, 15 desarrollaron síntomas de autismo dentro del término de una semana de inmunización con la vacuna de sarampión, paperas y rubéola. Los investigadores sugieren que “el autismo verdadero es probablemente una reacción adversa a una vacuna de virus vivo en un sujeto genéticamente predispuesto”, cuyo sistema inmune todavía no está todavía maduro.
Mal de Alzheimer
El Alzheimer muestra también un componente inmunológico. Implica una respuesta de anticuerpos al filamento de proteína de extensión de la neurona (“neuron axon filament protein”). En un estudio elaborado individualmente, las preparaciones de Transfer Factor dieron como resultado, en 6 de 9 sujetos analizados una considerable mejoría en materia de habla, función cognitiva y movilidad.
Ataques epilépticos
La epilepsia puede producirse como consecuencia de alguna otra condición neurológica con conexiones inmunológicas. Un estudio reciente observó a 50 pacientes con epilepsia convulsiva generalizada, y a 75 con epilepsia parcial. Los resultados mostraron que un número mayor del 80% de los afectados tenían una o más anormalidades en sus sistemas inmunes celulares. Puede ser que la terapia que emplea transfer Factor, y que es lo que la naturaleza diseñó específicamente para fortalecer el sistema inmune celular, constituya un tratamiento suplementario para el control de la epilepsia.
Esclerosis Múltiple
La EM (“MS” en inglés) es una enfermedad que implica un ataque auto inmune de la vaina de mielina. Como otras afecciones neurológicas, (y como su nombre lo sugiere), este tipo de esclerosis puede tener múltiples causas, lo que complica enormemente los retos de los investigadores en lo que atañe a identificar las relaciones de causa- y efecto. Descubrimientos recientes del Instituto Nacional de Trastornos y Ataque Neurológicos de los EUA encontraron virus vivo de herpes humano tipo 6 (HHV-6) en el 30% de los pacientes de Esclerosis Múltiple sometidos a prueba.
Ninguno de los no afectados con la enfermedad mostró signos del HHV-6. Incluso el 30% puede ser desconcertante o engañoso, puesto que se distinguen formas de ES (“MS”). Una de ellas es del tipo recidivante/remitente, en tanto que la otra se describe como crónica y sin remisión o “sin tregua”. El primer tipo se asemeja a las experiencias de los infectados con el parásito de la malaria, en las que los brotes episódicos vienen separados por periodos de remisión. EN ambos casos, los agentes infecciosos yacen inactivos y aletargados en el tejido nervioso en espera de su próxima oportunidad de estallar, de recrudecer rabiosamente. La capacidad del sistema inmune en lo que respecta a bloquear la expresión viral de HHV-6 puede determinar la diferencia entre no enfermedad o episodio ocasional de EM, o un deterioro progresivo constante que finalmente lleva a la muerte. A través del Factor de Transferencia, se han empleado técnicas en la tentativa de tratamiento de la enfermedad sin buenos resultados, esta falta de éxito posiblemente debida a carecer de una buena comprensión tanto del Transfer Factor como de la Esclerosis Múltiple.
El Transfer Factor ha sido espectacularmente exitoso contra enfermedades neurológicas de origen viral, al haber sido apropiadamente preparado y controlado en materia de calidad. Únicamente es posible suponer que no hemos dominado aún las técnicas necesarias de los factores de transferencia para tratar la EM (“MS”). No es nada más que una cuestión de persistencia unida a un apoyo financiero suficiente antes de que esta enfermedad, que (sólo en Estados Unidos) ya aflige a 350.000 personas, sea finalmente sometida a nuestro control.
El tratamiento con Factores de Transferencia
(Transfer Factor)
¿Sería posible que muchas de las enfermedades degenerativas del sistema cognitivo y del nervioso quizás se deban a reacciones o respuestas auto inmunes no reprimidas, activadas por infecciones virales?
Las respuestas auto inmunes se deben típicamente a la hiperactividad de las células B que continúa después de la eliminación de los virus. Una hipótesis sugiere que podría darse Transfer Factor para corregir los defectos inmunes básicos en función supresora de las células T. Tal hipótesis ha ido ganando una mayor credibilidad con el descubrimiento de una actividad supresora en las preparaciones de Transfer Factor, y facilita un emocionante camino nuevo de esperanza con respecto a algunas de las enfermedades más aterradoras de todas. En el futuro, tal vez sea el método de primera línea elegido como favorito para tratar difíciles condiciones mentales y neurológicas.
Fuentes de Factores de Transferencia
(Transfer Factor)
Pueden prepararse Factores de Transferencia a partir de 3 fuentes: glóbulos blancos aislados de un donante apropiado, linfocitos clonados cultivados in Vitro, y calostro. De todas, el calostro es la más prometedora comercialmente, y la más abundante de Factores de Transferencia.
Adicionalmente, está bien documentada la capacidad del factor de transferencia de los bovinos en lo que respecta a transferir a los humanos una receptividad inmune específica mediada por células.
En los respectivos estudios, la acción de estos Factores de Transferencia fue rápida (en menos de 24 horas) y de una duración relativamente larga (de por lo menos 35 días).
En ocasiones especiales, la sangre puede llegar a ser la única fuente disponible de Factores de Transferencia. Cuando éste es el caso, es posible emplear dispositivos especiales como el NCI/IBM o el Separador Aminco de Sangre de Flujo Continuo (“Aminco Continuos flor Blood separador”). Estos instrumentos pueden emplearse para separar leucocitos inmunes de una manera segura y preparar hasta diez unidades de Factores de Transferencia por “corrida” o ciclo de procesamiento.
Conclusión
Las preparaciones estándar de Factores de Transferencia son polivalentes; esto significa que se trata de fórmulas balanceadas sin que ningún Factor de Transferencia predomine. Incluso las específicas no necesariamente son enteramente “específicas” sino más bien polivalentes, en las que prevalece un juego o conjunto de Factores de Transferencia dirigidos contra una condición específica como blanco. El uso de una preparación de Factores de Transferencia se justifica muy bien como recurso preventivo. Mucho de lo que hemos visto en los casos de SIDA e incluso en la gripe o influenza es que lo que mata no es la infección primaria sino otras oportunistas secundarias que destruyen a la debilitada víctima.
Una mejor salubridad ha evitado muchos de los estragos que históricamente se han visto como consecuencia de las enfermedades infecciosas. Irónicamente, sin embargo, el desprendimiento de nuestro propio ambiente nos deja todavía vulnerables a muchos agentes infecciosos comunes. Una manera de poder gozar de los beneficios tanto de la salubridad como de un íntimo contacto inmunológico con nuestro entorno consiste en vivir saludablemente y tomar el Factor de Transferencia producido por animales que guardan una acercamiento directo con el ambiente primitivo, y los ganados de pastoreo constituyen un ejemplo ideal de los que se mantienen a diario íntimamente conectados con el suyo (y con el nuestro).
El propio método de la naturaleza de superar las desventajas inherentes a que sujetos “ingenuos”, inmunológicamente rústicos, sean arrojados a un ámbito microbianamente hostil consiste en suministrarles Factores de Transferencia. Un juego o conjunto de ellos debería contener y de hecho sí contiene códigos de identificación para cada uno de los parásitos y virus y bacterias y etcéteras comunes.
Algunos han argumentado que si estuviéramos destinados a volar, entonces se nos habrían dado alas. Pero… ¿nos habrían permitido las alas nadar o correr hábilmente? Lo que se nos ha dado es un cerebro que podría hacer esas 3 cosas y mucho más. Empleando nuestros sesos sabemos cómo gozar de los beneficios de un ambiente limpio y la manera de cómo es posible sobrevivir, desarrollarse, florecer, prosperar, en medio de un ambiente que tiene el potencial necesario para perjudicarnos. A medida que va develándose el Siglo XXI, el Transfer Factor será una de las grandes claves de nuestra salud y nuestro bienestar.
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